miércoles, 9 de diciembre de 2020

MÚSICA CONTEMPORANEA EN LATINOAMERICA.

La música de tradición europea en Latinoamérica ha sido sumamente diversa y compleja, tanto musicalmente como también en cuanto al lugar que ésta ocupa en la sociedad. Uno de los principales obstáculos han sido las dificultades económicas de la región durante casi la totalidad del siglo, por una parte, y la falta de acceso e interés de la mayoría de la población a la música docta, por la otra. Desde el punto de vista musical y estilístico siempre se ha generado una pugna entre producir correctamente el legado de la música docta europea, y desarrollar elementos originalmente latinoamericanos y nacionales en la misma.
, independientemente del estilo o técnica que el compositor haya utilizado. La música contemporánea latinoamericana, más que un estilo, comprende una inmensa diversidad de obras, conceptos, técnicas y estilos que se han elaborado en la región desde que se ha propuesto la música docta como un desafío creativo, por sobre la noción de música docta como la mera asimilación cultural repetitiva de la música culta europea.
En Colombia, en la primera mitad del siglo XX, las figuras musicales más predominantes se formaron fuera del país. Guillermo Uribe Holguín , Antonio María Valencia y Adolfo Mejía lo hicieron en París. El primero fue compañero de Erik Satie en la Eschola Cantorum. Mejía fue alumno de Paul Dukas y Nadia Boulanger en la Escuela Normal de Música. Germán Borda estudió en Viena y José Rozo Contreras en Roma y Viena.

Es por  esto que muchos de los compositores de esta región han sido catalogados como pertenecientes al nacionalismo musical


La formación musical de nuestros compositores ha estado fuertemente ligada a Europa.

Más adelante, a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, gran parte de la vieja generación de compositores latinoamericanos fueron becarios del hoy desaparecido Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales del Instituto Torcuato Di Tella, la desaparecida escuela que creó Alberto Ginastera en Buenos Aires en los años sesenta. Allí recibieron de la mano de Luigi Nono, Olivier Messiaen, Luigi Dallapiccola, Cristobal Halffter, Vladimir Ussachevsky, entre otros, los secretos de la música europea. Blas Atehortúa, uno de ellos, aún le recomienda a sus estudiantes de composición, como algo indispensable, un tratado italiano de contrapunto.


En estos últimos años, los esfuerzos institucionales para llevar a Latinoamérica solistas, ensambles y compositores Europeos han sido enormes y no pocos. Sólo en Colombia, con los cada vez más reducidos recursos que le asigna el estado a la cultura, se consiguió llevar a los Laboratorios de Nueva Música en Bogotá a Dominique My, quien dirigió el ensamble deciBelio de la Universidad Javeriana. Mas tarde se llevó a Tristan Murail y luego a Phillippe Manoury. En México, Emanuel Nunes viene de ser jurado en la última edición del Premio Iberoamericano de Composición Rodolfo Halffter. Ya Tristan Murail lo había sido.

¿Cuántos ensambles de música contemporánea europeos han visitado Latinoamérica en estos últimos años? y, ¿Cuántas obras de compositores latinoamericanos radicados en América Latina han tocado estos ensambles en Europa? Yo mismo conseguí que el año pasado invitaran un ensamble francés, por el que siento un gran aprecio, a participar del festival de Música Clásica Contemporánea de Lima. A la fecha, no he sabido que tengan pensado estrenar en París alguna obra de un compositor peruano. Y este es un ensamble que por diferentes razones ha incluido dentro de su repertorio un buen número de obras de compositores latinoamericanos, radicados en París casi todos. La música contemporánea latinoamericana no le interesa ni a los compositores, ni a los ensambles, ni a los festivales europeos. Salvo, si es hecha en Europa.

3 comentarios:

LA MÚSICA EN EL SALVADOR.